Las tartas de fruta son las más indicadas como postre, después de una comida copiosa. Hoy os traigo una receta que preparaba mi madre cuando yo era pequeña, esponjosa y fresca, con todo el sabor de la piña.
4 huevos
1 yogur de piña
110 ml aceite de oliva suave
160 gr. azúcar
220 gr. harina con levadura
1 lata de piña grande
300 ml. nata vegetal
250 gr. queso mascarpone
100 gr. azúcar glass
Batimos el azúcar con los huevos, hasta que doble su volumen, añadimos el aceite sin dejar de batir, seguidamente añadimos el yogur y por último la harina leudante. Batimos hasta que los ingredientes estén incorporados.
Preparamos el molde, untando con mantequilla o rociando de spray desmoldante, echamos la masa al molde, colocamos un paño alrededor del molde, o en su defecto, papel de albal, así logramos que el bizcocho crezca recto sin copete. Horneamos a 180º, calor arriba y abajo.
Mientras se hornea el bizcocho, preparamos el relleno de la tarta. Reservamos seis rodajas de piña para la decoración final, reservamos el almíbar de piña para bañar el bizcocho, con el resto de piña preparamos un puré, y resevamos.
Montamos la nata con el azúcar glas, y el queso, hasta conseguir una crema espesa y consistente.
Montamos la tarta, cortamos el bizcocho en tres capa, bañamos la primera capa con el almíbar de piña, cubrimos con puré de piña, colocamos otra capa de bizcocho, bañamos con almíbar, rellenamos con el frosting de mascarpone, colocamos la última capa de bizcocho, y por último, decoramos el exterior de la tarta con el resto de frosting, con ayuda de una manga pastelera.
Colocamos las rodajas reservadas de piña, decorando la tarta.
Mantener en el frigorífico hasta la hora de servir.
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